Greenpeace México
Monsanto, la empresa monopólica de semillas transgénicas presiona nuevamente al gobierno mexicano al anunciar que de obtener la autorización para escalar la siembra de maíz transgénico a una fase piloto, realizaría una inversión de 20 millones de dólares.
Monsanto, la empresa monopólica de semillas transgénicas presiona nuevamente al gobierno mexicano al anunciar que de obtener la autorización para escalar la siembra de maíz transgénico a una fase piloto, realizaría una inversión de 20 millones de dólares.
A la empresa parece no importarle que existan denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por irregularidades, tanto en el procedimiento bajo el cual se otorgan los permisos de experimentación, como en la implementación del dictamen de las Secretarias de Agricultura y Medio Ambiente:
Senasica reportó que las siembras solicitadas por la empresa Pioneer-PHI México, no se efectuaron en el predio destinado para tal fin.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) dio a conocer que no participó en las siembras autorizadas en los estados de Sonora, Sinaloa, Tamaulipas y Chihuahua a pesar de que en las solicitudes de las empresas y los dictámenes de los permisos señalan que la siembra experimental se realizará en los campos del instituto, y de que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) recomendó que la experimentación, sin excepción alguna, debía realizarse dentro de terrenos responsabilidad de las instituciones públicas de investigación agrícola de México, con el propósito de que el gobierno mexicano asuma la total responsabilidad respecto a las liberaciones y a su desempeño seguro.
Las siembras se llevaron a cabo en terrenos privados de agricultores cooperantes de las empresas, lo cual está sujeto a conflicto de interés.
Monsanto, Dow AgroSciences y Pioneer-PHI México tomaron la determinación de violar la condicionante al permiso otorgado relativa a: “Destruir en el mismo predio por medio de incineración, inmediatamente después de haber concluido el ensayo, todo el material que se haya derivado de la experimentación” y en su lugar, trituraron y enterraron los materiales.
Ante tantas anomalías, los resultados de esta etapa no son confiables ni pueden darse por válidos como referencia de la inexistencia de riesgos, como pretenden hacer creer las empresas, por lo que no puede hablarse de la posibilidad de avanzar en el otorgamiento de permisos para las siembras piloto. Cualquier solicitud que presenten las empresas debe ser denegada por las autoridades mexicanas ante la falta de certidumbre jurídica que impera en materia de bioseguridad para el centro de origen y diversificación del maíz.
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