Desde hace mucho tiempo las plantas y los animales que existen sobre la Tierra dejaron de ser un resultado de la selección natural o el cruce tradicional entre especies realizado por el ser humano. Las posibilidades que otorga la tecnología genética moderna son casi ilimitadas, así se trate de maíz, soja o algodón. El cultivo de los organismos modificados genéticamente (OMG) o también denominados transgénicos se extiende cada vez más por todo el mundo.
¿Pero qué daños y perjuicios pueden ocasionar a los seres humanos estos mutantes de la naturaleza? Aún no se sabe. Sin embargo, la herencia genética de estas especies transgénicas puede ser transmitida tanto a existencias naturales como a poblaciones, por ejemplo a través de la polinización. De hecho, algunos de estos “genes artificiales” ya fueron detectados en plantas silvestres.
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Tras años de polémica, la Comisión Europea aprobó finalmente en marzo de 2010 el cultivo de la papa genéticamente modificada "Amflora".
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