(…) Hace unos años, después de que cientos de diabéticos me hubieran relatado que gracias a la estevia que se llevaban de mi casa –y tomaban fresca o en infusiones– habían podido normalizar sus niveles de glucosa, fui tan iluso que me dirigí alInstituto de Investigación en la Atención Primaria (IDIAP) –dependiente de la Generalitat de Cataluña– para proponerles investigar sus propiedades en la diabetes. La respuesta de su directora fue: «¿De qué capital dispone usted para hacer la investigación? Porque el instituto no vive de la caridad sino de lo que pagan las empresas para que se investigue».
Cuando le respondí si habían olvidado que la investigación pública es la única que puede asegurar salud y no beneficios para las empresas agro-farmacéuticas se enfadó y se quitó del medio no sin antes decirme que hiciera como Danone que paga para que se investiguen los añadidos que pone a sus lácteos de diferentes extractos de plantas. Lo que se le «olvidó» decirme es que Danone, como otras empresas lácteas, tiene el privilegio legal de publicitar las propiedades medicinales de los extractos de plantas que añaden a sus productos cuando la ley del etiquetaje prohíbe expresamente hacer lo mismo a cualquier agricultor o herbolario con sus plantas medicinales.
Otra experiencia lamentable fue la que viví con varias asociaciones de diabéticos. En cuanto compartí con ellos mis experiencias con la estevia«desaparecieron»… no sin antes reconocerme que muchos de ellos la consumían. Alegaron que si hacían públicas desde sus asociaciones las propiedades de la estevia los patrocinios y subvenciones de las farmacéuticas se acabarían y no podrían financiar sus estructuras. Con lo que llegué a la conclusión de que sus representantes prefieren dinero con el que mantener viva la organización –aunque eso suponga someterse a los intereses farmacéuticos– que buscar soluciones a sus asociados. Entendí así que si las propias asociaciones de enfermos aceptan estar sujetas a esos intereses ¿qué no iban a hacer nuestros «democráticos» y a la vez «débiles» gobiernos.
Josep Pàmies
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