PARA ACABAR CON EL MAÍZ TRANSGÉNICO:

1.- No consumas ningún maíz que no diga claramente que no es transgénico.
2.- Envía un correo al Ministerio de Medio Ambiente con este texto u otro similar: "QUIERO QUE SE PROHIBA EN ESPAÑA EL CULTIVO Y EL CONSUMO DE PRODUCTOS TRANSGÉNICOS, ADEMÁS DE QUE SE ESPECIFIQUE CLARAMENTE EN LOS ETIQUETADOS QUE PRODUCTOS SON TRANSGÉNICOS".
3.- Difunde este blog y cualquier noticia al respecto.
4.- Envía un correo a las principales productoras comunicándoles tu decisión (se facilitarán los correos).
5.- Envía un correo a las principales cadenas de supermercados (se facilitarán correos).
7.- Envía correo a los diferentes partidos comunicándoselo.
7.- Usa el boca a boca tradicional y las redes sociales.
8.- Infórmate.
7.- Aportando cada uno un granito no transgénico nos daremos cuenta de lo fácil que es. Está en nuestras manos.
¡VAMOS A ACABAR CON EL MAÍZ TRANSGÉNICO!
¡QUÉ NO LES QUEPA DUDA!


jueves, 6 de enero de 2011

Las dioxinas: toxinas multifacéticas, perseverantes y dañinas

Vía http://www.dw-world.de/

Alemania vive un nuevo escándalo de contaminación de alimentos. Cientos de granjas de aves y cerdos han sido cerradas porque animales había consumido forraje con dioxinas. ¿Qué son esas sustancias casi onmipresentes?

Nutritivos, deliciosos y, susceptibles a la contaminación con dioxina.


Dioxina no hay sólo una. Todas son tóxicas, unas en mayor, otras en menor grado. Pero todas tienen la molesta propiedad de acumularse en el cuerpo de los humanos, los animales y las plantas.
Las dioxinas son conexiones químicas que contienen carbono, hidrógeno, oxígeno y cloro y surgen como residuos de reacciones químicas en la fabricación de acero, pinturas o gasolina, pero también en la incineración de basuras. Pero dioxinas, igualmente, se generan en fenómenos como las erupciones volcánicas y los incendios forestales.
Existen unos 200 tipos de dioxinas que, por lo general, son incoloras e inodoras. 17 de ellas son consideradas como peligrosas para la salud, dice Helmut Schafft, del Instituto alemán para la Valoración de Riesgos.
Criadero en Hesse. También porcinos han sido contaminados con forraje.


Carnes, leche y huevos

“Al cuerpo humano las dioxinas entran, por lo general, através del consumo de alimentos, sobre todo de carnes, lácteos y huevos”, explica Schafft. Si las carnes, la leche, los huevos y el pescado que se consumen están contaminadas con dioxina, ésta se acumula en el cuerpo humano, más exactamente, en las grasas. “Las dioxinas aman las grasas y se mantienen allí por mucho tiempo”, agrega Helmut Schafft.
También los animales consumidos por el Hombre ingieren la dioxina a través de los alimentos. En ese caso pueden ser plantas que estando al aire libre pueden estar contaminadas con dioxina en polvo. Sustancias que se acumulan en las grasas de los animales y son expulsadas con los huevos o la leche.

Peligrosidad depende de varios factores

Alrededor del 95 por ciento de las dioxinas ingeridas están contenidas en huevos o los productos fabricados con éstos. La aspiración de dioxina es, por de otro lado, relativamente baja. Su efecto en el cuerpo depende, en definitiva, de varios factores: edad, peso y, especialmente, del tipo de dioxina.
Riesgos que, según el experto, son bien conocidos: “Sobre todo los efectos crónicos, a largo plazo, en animales han sido bien estudiados”, indica Schafft. Entre ellos se encuentran las disfunciones del aparato reproductivo y del sistema hormonal. Pero importante es recordar que “algunas dioxinas son cancerígenas”, como recalca el experto.
Además de generar cáncer, algunas dioxinas también ocasionan daños hepáticos y disfunciones del metabolismo. En algunas personas se presentan enfermedades cutáneas, acné y una reducción extrema de peso.
Entre menos tóxicas, más perseverantes

La dioxina más tóxica suele permanecer en el cuerpo unos 7 años, antes de ser eliminada por completo. Los tipos de dioxinas menos tóxicos, en cambio, son menos contaminantes pero más perseverantes en su permanencia en el cuerpo de un animal, y es de presumir que lo sean también en el cuerpo humano. Éstas toman hasta 40 años hasta poder ser eliminadas por el organismo.
Aún así, las dioxinas no pueden ser prohibidas. “Siendo producto de la combustión, las dioxinas están presentes en el medio ambiente”, recuerda Schafft, quien advierte que en “Alemania, como en Europa tenemos que aprender a vivir con las dioxinas”.
Contra la continua contaminación con dioxinas hay poco que hacer. Lo único, según Schaftt, es “comer la menor cantidad de productos contaminados” y los responsables de que ello sea posible son las autoridades de control sanitario. Por último, indica Schaftt, “la dosis es la que hace el veneno”.
Autora: Hannah Fuchs /José Ospina-Valencia
Editora: Emilia Rojas

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