La sospecha ha pasado a ser cierta después de que los últimos cables de Wikileaks hayan revelado una estrategia conjunta del Gobierno de España y EEUU para favorecer a las multinacionales de los productos transgénicos y en contra de los países de la Unión Europea que han intentado poner freno a estos cultivos.
Al parecer, durante más de una década el Gobierno de España, ha defendido, prácticamente en solitario, el cultivo a gran escala de este tipo de productos, sin cumplir con las normas europeas y españolas de transparencia, sin hacer un seguimiento de los productos a través de la cadena alimentaria, sin obligar a etiquetar los alimentos transgénicos y sin realizar vigilancia sobre los campos de cultivo que utilizan estas peligrosas semillas, según confirman los papeles de Wikileaks.
Desde organizaciones como Amigos de la Tierra,Ecologistas en Acción, Greenpeace, COAG,Plataforma Rural y CECU exigen a la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, que la política española sobre organismos modificados genéticamente deje de estar controlada por las multinacionales y que se abandone ese cultivo en nuestro país.
Amigos de la Tierra ha analizado en un informe las actas de la Comisión Nacional de Bioseguridad (CNB), publicadas después de permanecer ocultas durante años a la opinión pública. El análisis de las reuniones de este órgano, que asesora al Gobierno en materia de transgénicos, demuestra la falta de rigor y control sobre los cultivos y una clara inclinación a favor de la industria.
70.000 hectáreas de maíz transgénico
La CNB se revela claramente a favor de las multinacionales y es en quien se apoya el Gobierno para justificar el cultivo a gran escala de transgénicos. Según datos del propio Ministerio se cultivan 70.000 hectáreas de un maíz modificado genéticamente.
España es el único país de la UE que permite el cultivo masivo de estos productos y ni tan si quiera sanciona a la multinacionales cuando incumplen las normas de la Comisión Nacional de Bioseguridad. Sin embargo, ya son diez los países de la UE que han prohibido el cultivo de maíz transgénico y otros cinco han recurrido judicialmente la aprobación del cultivo de la patata transgénica.
Parece ser que nadie está dispuesto, dentro del gobierno, a asumir competencias y adoptar decisiones que tengan alguna relación con los transgénicos, dejándolo todo al criterio de laCNB. La primera decisión a tomar, según Greenpeace, sería prohibir el cultivo de maíz transgénico deMonsanto MON 810 para la próxima campaña de siembra, tal y como llevan haciendo países como Francia, Austria o Alemania, entre otros. La decisión se tomó en base a las evidencias científicas sobre el impacto sobre el medio ambiente, la incompatibilidad con la agricultura convencional y ecológica y la incertidumbre sobre sus efectos en la salud a largo plazo.
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